Todo hecho histórico relevante cuenta al menos con una película. En este caso, no podía faltar una sobre la Revolución cubana, la cual echa a andar a finales de 1956. El filme de Steven Soderbergh está dividido en dos partes, Che: el argentino y Che: guerrilla, pero nos centraremos en la primera.
Hastiados de la dictadura de Batista que había convertido Cuba en un casino y un burdel de los hombres de negocios norteamericanos, un grupo de unos 80 combatientes se disponen a marchar desde México a Cuba a bordo del yate Granma.
Entre ellos se encuentran destacados revolucionarios como Camilo Cienfuegos, Juan Almeida o Raúl Castro. Sin embargo, los dos protagonistas, tanto de la película como del propio evento histórico, son Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Ambos se habían conocido en México y desde un comienzo labraron una relación intensa de cooperación y admiración.
Por un lado, Fidel es un joven abogado que había pertenecido al Partido Ortodoxo cubano e ideológicamente se situaba en el nacionalismo y antiimperialismo. Después de pasar un tiempo en prisión por sus actividades contra Fulgencio Batista, Fidel es liberado.
Por otro lado, el Che Guevara es un médico de profesión que había leído a los clásicos del socialismo y no dudaba en declararse marxista-leninista.
Siguiendo la táctica de la guerra de guerrillas y sufriendo numerosas adversidades, la tropa va abriéndose camino desde Sierra Maestra hasta que llegan a La Habana el 1 de enero de 1959.
Una vez los barbudos se han hecho con el poder, la revolución no ha dado más que comienzo. Ahora es hora de llevar a cabo un ambicioso programa socialista que devolverá al pueblo cubano su independencia.
Gran parte de la película se centra en las declaraciones que hizo el Che ante la ONU en 1964 como representante de Cuba.
Una de sus declaraciones que ha generado más polémica la podemos encontrar precisamente en esta película. Con rotundidad, el argentino afirma que los guerrilleros cubanos han fusilado, fusilan y seguirán fusilando. Hay quienes ven en sus palabras una especie de oda a la muerte («patria o muerte»). Sin embargo, los guerrilleros no encontraron otra salida para derrocar a Batista, pues a través de la vía democrática resultaba imposible (que se lo pregunten a Salvador Allende).
Asimismo, los juicios y ejecuciones que arribaron posteriormente respondían a la propia ideología marxista-leninista en la que los guerrilleras estaban formados. Para Marx, una vez ha triunfado la revolución, los terratenientes y la burguesía no van a quedarse de brazos cruzados, sino que van a contraatacar. La historia está plagada de ejemplos. Así pues, los revolucionarios han de estar alerta y reprimir cualquier intento subversivo.
Pocos saben que en Cuba hay elecciones bastante más democráticas que en España, en las cuales se puede presentar cualquier vecino sin necesidad de pertenecer al Partido Comunista de Cuba. Es más, el presidente, sea Fidel o Raúl Castro, han de someterse a una doble elección. En primer lugar, deben ser propuestos por los vecinos de su municipio. En segundo lugar, han de ser elegidos por los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Para más información, y de este modo ayudar a combatir la desinformación que vivimos en occidente, dejo los dos siguientes vídeos:
Me parece que el blocq esta muy bien realizado, y trata sobre temas hostoricos muy interesantes
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