Introducción

Contrahegemonía, guerra... ¿pero esto no era un blog de cine? En efecto, pero las películas que te voy a mostrar raramente las verás en grandes salas o financiadas por mafiosos de traje y corbata. Porque para mí, el séptimo arte es más que unos extraordinarios efectos especiales o que grandes corporaciones como Hollywood. Qué le voy a hacer, soy más de Pasolini que de Ben Affleck. 

Y es que el cine es un campo de batalla donde hay que estar muy avispado, y a veces al margen, para esquivar la ideología dominante. 

Nicolás Maquiavelo, cuya obra El Príncipe aconsejaba al gobernante cómo acceder al poder y mantenerlo, aisló el poder como objeto de estudio. Para el florentino, el poder es como un centauro. Por un lado, consta de una parte animal correspondiente a la fuerza bruta, es decir, al conjunto de medios de represión y coerción que posee todo Estado, como la policía, los jueces o las cárceles. Por otro lado, se compone de una parte humana que tiene que ver con la racionalidad y el consentimiento, es decir, todos aquellos valores generados a partir de una cultura determinada. 

Cuatro siglos más tarde, sería otro italiano, en este caso sardo, quien retomara esta metáfora sustituyendo los elementos por una terminología marxista. Estamos hablando de Antonio Gramsci, uno de los primeros comunistas preocupado por aquello a lo que los marxistas clásicos no habían prestado demasiada atención: la ideología. Para este filósofo y político, la parte animal corresponde a las relaciones sociales y de producción, es decir, aquello que los marxistas llamaban «estructura». El segundo elemento, la parte humana, Gramsci lo asocia a la ideología, en otras palabras, aquello que piensa la gente sin necesidad de que esté relacionado con parámetros de clases sociales, la «superestructura». 

¿A qué demonios viene todo esto? A que el cine, entendido como productor de imaginarios y consensos hegemónicos, es un productor irrenunciable de ideología. Veamos un ejemplo: 

Si preguntamos por la calle a cualquier persona qué ejército fue crucial en la victoria sobre los nazis en la II Guerra Mundial, es más que probable que la mayoría afirme que se trata de EEUU. Cualquier historiador serio corroboraría que el frente decisivo fue el del este y que los soviéticos pusieron los muertos para liberar Europa del nacionalsocialismo. Sin embargo, Hollywood nos ha mostrado que fueron los norteamericanos quienes, a raíz del desembarco de Normandía, realizaron dicha gesta. 

Por tanto, una vez he demostrado que el cine genera opinión y sentido común, he decidido elaborar este blog con películas contrahegemónicas a la ideología dominante. Cierro esta introducción con una canción muy oportuna para este tema.


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